Bermudas, Mar del Diablo en el Japón, Mediterráneo occidental e islas Canarias, Afganistán y golfo Pérsico, polo Norte, Antártida, Australia, Nueva Zelanda, África del Sur, Pacífico norte y Pacífico sur. En estos lugares donde parecen percibirse ciertas anomalías energéticas (cuyo origen natural o artificial) aún, hoy día, no han sido satisfactoriamente explicado.
Multitud de zonas donde acontecen hechos inexplicados y de los que se tiene constancia. ¿Tiene nuestro planeta zonas especiales en las que se dan condiciones que motivan tal conflictividad.
Parece ser que si. También es preciso recordar que nos movemos en el campo de la teoría y cualquier afirmación: OVNIS, extraterrestres, etc., es totalmente gratuita hasta que se demuestre lo contrario.
Una explicación de algunas de las desapariciones se centra en la presencia de grandes campos de hidratos de metano en las plataformas continentales. En 1981 fue publicada una investigación sobre la aparición de hidratos de metano en el área de Blake Ridge al sur de la costa sureste de los Estados Unidos, por la United States Geological Survey.
Las erupciones periódicas de metano pueden producir regiones de agua espumosa que no es capaz de proveer una flotación adecuada para los barcos. Si este fuera el caso, dicha área que se llegase a formar alrededor de un barco provocaría que este se hundiera muy rápido y sin previo aviso. Los experimentos de laboratorio han probado que las burbujas pueden de hecho hundir un modelo a escala al disminuir la densidad del agua.
Aunque puede que satisfactoria, esta explicación valdría para las desapariciones de buques. No explica las aéreas, las cuales se han documentado hasta la saciedad. Puede que siguiendo con la validez de esta teoría, existan efectos añadidos y gracias a una combinación de fuerzas diversas: gravitacionales, meteorológicas y/o la ya mencionada, la atmósfera circundante también sea alterada.
Así mismo no conviene olvidar que se trata de una zona con denso tráfico marítimo y muchos naufragios no pueden achacarse al fenómeno en si.
Y como muestra "un botón" que dice el dicho: MAR DEL DIABLO (JAPÓN)
El Kaio Maru 5, un barco de investigación científica, desapareció en 1955 en un área localizada en el sureste del Japón, conocida como Mar del Diablo. Todos sus tripulantes desaparecieron.
Se formularon las más diferentes hipótesis a fin de tratar de resolver el misterio del Triángulo de las Bermudas.
Algunos autores hablan de visitantes extraterrestres venidos del espacio para llevarse hombres y aparatos modernos a fin de estudiarlos, mientras que otros dicen que estas desapariciones se deben a seres antropomorfos, pertenecientes a una civilización muy desarrollada, que vivirían supuestamente en cápsulas submarinas en el fondo del océano.
Ese lugar podría también ser el centro de una distorsión espacio-temporal que arrastraría a los barcos y a los aviones a épocas distintas a la nuestra o a otras dimensiones.
Una respuesta más probable sería la existencia de un campo magnético muy poderoso susceptible de explicar algunos de los fenómenos observados, como la descompostura de los instrumentos de a bordo, aunque no podría explicar otros aspectos de este enigma.
El Triángulo de las Bermudas no es la única zona geográfica donde se produjeron estas desapariciones inexplicables. El norteamericano Ivan Sanderson fue el primero en realizar un paralelo entre estos distintos lugares y en pensar que todos presentan perturbaciones magnéticas, así como una intensa actividad de luces submarinas, como las que fueron vistas en el Triángulo de las Bermudas. Sin embargo, solo el "Mar del Diablo" presenta semejanzas reales con este último.
El Mar del Diablo:
Este mar se encuentra en el oeste del océano Pacífico, entre Japón y las islas Bonin. Desde hace siglos centenares de naves desaparecieron allí sin dejar rastros. En 1967 las tripulaciones de tres barcos mercantes vieron "ruedas submarinas fosforescentes", como bandas luminosas que se movían rápidamente bajo la superficie de las aguas y que irradiaban desde un foco central giratorio.
Según una leyenda japonesa, existe bajo el "Mar del Diablo" un reino donde el tiempo se detuvo.
En 1960 el batiscafo norteamericano Trieste tocó suelo a 12,000 metros.
En los años de paz entre 1952 y 1954 Japón perdió 5 buques militares con un total de tripulación perdida que supera las 700 personas; en eso el gobierno japonés, curioso por saber porqué se perdieron barcos y personal, financiaron un buque de investigación abordado por mas de 100 científicos para estudiar el mar del diablo, y finalmente desapareció el buque, por lo que Japón etiquetó el área como zona peligrosa.
Este triángulo y once más fueron ya señalados por el investigador y biólogo Iván Sanderson y sus colaboradores de SITU (Society fotr the Investigation of the Unexplained), de Nueva Jersey. Este grupo estaba formado por científicos especializados en distintas disciplinas: geólogos, meteorólogos, físicos, astrónomos, etc. Según ellos, existen en el planeta doce zonas de grandes perturbaciones geomagnéticas. Dos de ellas son los Polos y las restantes son todas marítimas. Se encuentran repartidas muy regularmente: cinco de ellas alrededor del paralelo 30 grados de latitud norte, y otras cinco en el paralelo 30 grados sur. Están separadas por distancias de 72 grados en cuanto a longitud
El Triángulo del Dragón sigue una línea que va desde el oeste de Japón, al norte de Tokio, hasta un punto del Pacífico y vuelve por el este, pasando por las Islas Ogasawara y Guam para subir, de nuevo, hacia Japón.
Se trata de una zona de gran actividad sísmica, con un fondo marino en continua transformación y fosas de 12.000 metros de profundidad. Islotes y masas de tierra emergen y desaparecen antes de poder ser cartografiadas. Hay cartas de navegación en las que marinos experimentados han incluido trozos de tierra en los que han desembarcado y que ya no existen.
Otra peculiaridad de la zona es la relativa a línea agónica que significa que los polos magnéticos del norte y los del sur no tienen ninguna desviación como sucede en el resto del planeta. En el triángulo, el magnetismo, afecta a menudo las brújulas y puede hacer que barcos y aviones pierdan la orientación.
Desde hace miles de años los habitantes de la zona la han calificado como extremadamente peligrosa porque se han producido múltiples desapariciones y sucesos muy extrañosLas narraciones más antiguas hablan de dragones que surgen de las profundidades para tragarse naves o islas y que se vuelven al fondo del mar sin dejar ni rastro.
Según una leyenda japonesa, existe bajo el "Mar del Diablo", un reino donde el tiempo se halla detenido, también habla de barcos fantasmagóricos que aparecen repentinamente como si subieran de las profundidades para desaparecer al cabo de un momento.
Despertó el interés mundial científico y naval cuando se empezó a informar de barcos patrulla, pesqueros y aviones que se desvanecían sin dejar rastro de naves y tripulación.
El gobierno japonés, en su afán por saber el motivo de la pérdida de barcos y personas, financió en 1955 un buque de investigación, el Kaio Maru 5 , para estudiar el Mar del Diablo. Pero el barco desapareció con todos los científicos que integraban la expedición, lo que llevó al gobierno japonés a etiquetar la zona como "oficialmente" peligrosa.
Fue a finales de la década de los sesenta cuando se empezaron a establecer conexiones con el Triángulo de las Bermudas. En Japón, obviamente, las historias sobre desapariciones de barcos en la zona eran muy conocidas pero rara vez saltaban a la prensa internacional.
Este triángulo y once más fueron señalados por el investigador y biólogo Iván Sanderson y sus colaboradores. El grupo estaba formado por científicos especializados en distintas disciplinas: geólogos, meteorólogos, físicos, astrónomos, etc. Según ellos, existen en el planeta doce zonas de grandes perturbaciones geomagnéticas. Dos de ellas son los Polos y las restantes son todas marítimas. Se encuentran repartidas muy regularmente: cinco de ellas alrededor del paralelo 30 grados de latitud norte, y otras cinco en el paralelo 30 grados sur. Están separadas por distancias de 72 grados en cuanto a longitud
En el año 1989, Charles Berlitz publicó un libro llamado The Dragon's Triangle (El Triángulo del Dragón) en el que afirma que esta región del Pacífico alrededor de la isla Miyake (Japón), más o menos a 100 kilómetros del sur de Tokio, es una zona altamente peligrosa y mucho más misteriosa que el famoso Triángulo de las Bermudas. Describió todo tipo de fenómenos y desapariciones aunque muchas de ellas han sido refutadas oficialmente por incorrectas o, incluso, falsas,
Todavía hoy, a pesar de todo tipo de explicaciones más o menos científicas, incluyendo, raptos, agujeros negros, "puertas dimensionales", abducciones, tornados, maremotos, olas gigantes, experimentos militares... incluso fraudes a compañías de seguros, el misterio sobre lo que verdaderamente ocurre en esta zona permanece sin explicación.
En cualquier caso, parece que un número significativo de barcos y aeronaves han desaparecido bajo circunstancias inusuales y resulta escalofriante la coincidencia del alto número de desapariciones en unas determinadas zonas del planeta, casi siempre sin dejar rastro.
La única explicación que nos queda es que existen misterios que la naturaleza se resiste a desvelar.
Y como muestra "un botón" que dice el dicho: MAR DEL DIABLO (JAPÓN)
El Kaio Maru 5, un barco de investigación científica, desapareció en 1955 en un área localizada en el sureste del Japón, conocida como Mar del Diablo. Todos sus tripulantes desaparecieron.
Se formularon las más diferentes hipótesis a fin de tratar de resolver el misterio del Triángulo de las Bermudas.
Algunos autores hablan de visitantes extraterrestres venidos del espacio para llevarse hombres y aparatos modernos a fin de estudiarlos, mientras que otros dicen que estas desapariciones se deben a seres antropomorfos, pertenecientes a una civilización muy desarrollada, que vivirían supuestamente en cápsulas submarinas en el fondo del océano.
Ese lugar podría también ser el centro de una distorsión espacio-temporal que arrastraría a los barcos y a los aviones a épocas distintas a la nuestra o a otras dimensiones.
Una respuesta más probable sería la existencia de un campo magnético muy poderoso susceptible de explicar algunos de los fenómenos observados, como la descompostura de los instrumentos de a bordo, aunque no podría explicar otros aspectos de este enigma.
El Triángulo de las Bermudas no es la única zona geográfica donde se produjeron estas desapariciones inexplicables. El norteamericano Ivan Sanderson fue el primero en realizar un paralelo entre estos distintos lugares y en pensar que todos presentan perturbaciones magnéticas, así como una intensa actividad de luces submarinas, como las que fueron vistas en el Triángulo de las Bermudas. Sin embargo, solo el "Mar del Diablo" presenta semejanzas reales con este último.
El Mar del Diablo:
Este mar se encuentra en el oeste del océano Pacífico, entre Japón y las islas Bonin. Desde hace siglos centenares de naves desaparecieron allí sin dejar rastros. En 1967 las tripulaciones de tres barcos mercantes vieron "ruedas submarinas fosforescentes", como bandas luminosas que se movían rápidamente bajo la superficie de las aguas y que irradiaban desde un foco central giratorio.
Según una leyenda japonesa, existe bajo el "Mar del Diablo" un reino donde el tiempo se detuvo.
En 1960 el batiscafo norteamericano Trieste tocó suelo a 12,000 metros.
En los años de paz entre 1952 y 1954 Japón perdió 5 buques militares con un total de tripulación perdida que supera las 700 personas; en eso el gobierno japonés, curioso por saber porqué se perdieron barcos y personal, financiaron un buque de investigación abordado por mas de 100 científicos para estudiar el mar del diablo, y finalmente desapareció el buque, por lo que Japón etiquetó el área como zona peligrosa.
Este triángulo y once más fueron ya señalados por el investigador y biólogo Iván Sanderson y sus colaboradores de SITU (Society fotr the Investigation of the Unexplained), de Nueva Jersey. Este grupo estaba formado por científicos especializados en distintas disciplinas: geólogos, meteorólogos, físicos, astrónomos, etc. Según ellos, existen en el planeta doce zonas de grandes perturbaciones geomagnéticas. Dos de ellas son los Polos y las restantes son todas marítimas. Se encuentran repartidas muy regularmente: cinco de ellas alrededor del paralelo 30 grados de latitud norte, y otras cinco en el paralelo 30 grados sur. Están separadas por distancias de 72 grados en cuanto a longitud
El Triángulo del Dragón sigue una línea que va desde el oeste de Japón, al norte de Tokio, hasta un punto del Pacífico y vuelve por el este, pasando por las Islas Ogasawara y Guam para subir, de nuevo, hacia Japón.
Se trata de una zona de gran actividad sísmica, con un fondo marino en continua transformación y fosas de 12.000 metros de profundidad. Islotes y masas de tierra emergen y desaparecen antes de poder ser cartografiadas. Hay cartas de navegación en las que marinos experimentados han incluido trozos de tierra en los que han desembarcado y que ya no existen.
Otra peculiaridad de la zona es la relativa a línea agónica que significa que los polos magnéticos del norte y los del sur no tienen ninguna desviación como sucede en el resto del planeta. En el triángulo, el magnetismo, afecta a menudo las brújulas y puede hacer que barcos y aviones pierdan la orientación.
Desde hace miles de años los habitantes de la zona la han calificado como extremadamente peligrosa porque se han producido múltiples desapariciones y sucesos muy extrañosLas narraciones más antiguas hablan de dragones que surgen de las profundidades para tragarse naves o islas y que se vuelven al fondo del mar sin dejar ni rastro.
Según una leyenda japonesa, existe bajo el "Mar del Diablo", un reino donde el tiempo se halla detenido, también habla de barcos fantasmagóricos que aparecen repentinamente como si subieran de las profundidades para desaparecer al cabo de un momento.
Despertó el interés mundial científico y naval cuando se empezó a informar de barcos patrulla, pesqueros y aviones que se desvanecían sin dejar rastro de naves y tripulación.
El gobierno japonés, en su afán por saber el motivo de la pérdida de barcos y personas, financió en 1955 un buque de investigación, el Kaio Maru 5 , para estudiar el Mar del Diablo. Pero el barco desapareció con todos los científicos que integraban la expedición, lo que llevó al gobierno japonés a etiquetar la zona como "oficialmente" peligrosa.
Fue a finales de la década de los sesenta cuando se empezaron a establecer conexiones con el Triángulo de las Bermudas. En Japón, obviamente, las historias sobre desapariciones de barcos en la zona eran muy conocidas pero rara vez saltaban a la prensa internacional.
Este triángulo y once más fueron señalados por el investigador y biólogo Iván Sanderson y sus colaboradores. El grupo estaba formado por científicos especializados en distintas disciplinas: geólogos, meteorólogos, físicos, astrónomos, etc. Según ellos, existen en el planeta doce zonas de grandes perturbaciones geomagnéticas. Dos de ellas son los Polos y las restantes son todas marítimas. Se encuentran repartidas muy regularmente: cinco de ellas alrededor del paralelo 30 grados de latitud norte, y otras cinco en el paralelo 30 grados sur. Están separadas por distancias de 72 grados en cuanto a longitud
En el año 1989, Charles Berlitz publicó un libro llamado The Dragon's Triangle (El Triángulo del Dragón) en el que afirma que esta región del Pacífico alrededor de la isla Miyake (Japón), más o menos a 100 kilómetros del sur de Tokio, es una zona altamente peligrosa y mucho más misteriosa que el famoso Triángulo de las Bermudas. Describió todo tipo de fenómenos y desapariciones aunque muchas de ellas han sido refutadas oficialmente por incorrectas o, incluso, falsas,
Todavía hoy, a pesar de todo tipo de explicaciones más o menos científicas, incluyendo, raptos, agujeros negros, "puertas dimensionales", abducciones, tornados, maremotos, olas gigantes, experimentos militares... incluso fraudes a compañías de seguros, el misterio sobre lo que verdaderamente ocurre en esta zona permanece sin explicación.
En cualquier caso, parece que un número significativo de barcos y aeronaves han desaparecido bajo circunstancias inusuales y resulta escalofriante la coincidencia del alto número de desapariciones en unas determinadas zonas del planeta, casi siempre sin dejar rastro.
La única explicación que nos queda es que existen misterios que la naturaleza se resiste a desvelar.
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